La innovación energética protagonizará el cambio tecnológico a través de las nuevas formas de generación y gestión de la demanda. La aparición de nuevas fuentes de energía ha determinado históricamente el desarrollo de la industria. Por ello, la innovación es la capacidad de adaptarse a esos cambios, incorporando las nuevas tecnologías energéticas a una economía abierta y diversificada.
La asociación de las nuevas tecnologías de generación y eficiencia energética con las tecnologías inteligentes conduce a un modelo de industria 4.0 con nuevas especializaciones productivas en los sectores de la energía y las TIC. La fabricación de productos eficientes dirigidos a un nuevo mercado exige la reducción de los costos energéticos, y satisfacer un nuevo perfil de consumidor más consciente del uso de la energía.
La industria 4.0 exige nuevos modelos de negocio energético orientados a la demanda, que proporcionen servicios al consumidor a través de tecnologías inteligentes en tiempo real que permitan su participación activa.
Por otra parte, la Estrategia 2020 de la Unión Europea para una energía segura, sostenible y competitiva, aprobada en marzo de 2010, apostó por un modelo energético que desacoplara el crecimiento económico del uso de los recursos, es decir, por priorizar el ahorro y la eficiencia energética. Se señalaban, entre otros, dos proyectos:
- El almacenamiento eléctrico a gran escala, en los vehículos y en todos los niveles de tensión, para una mayor integración de las fuentes renovables de manera descentralizada.
- Proveer a las ciudades de soluciones para ahorrar energía masivamente aprovechando lo
mejor de las renovables, la eficiencia energética, las redes inteligentes, las TIC y nuevos modelos de negocio energético.
Estos proyectos van a ser decisivos en el liderazgo industrial. Para ser ejecutados precisan de una regulación, tanto europea como nacional, que siga la lógica racional de la eficiencia energética para adaptarse al ritmo de la demanda y no al de la oferta.
Es imprescindible contar con un sistema de innovación adaptado a las características de cada territorio que cuente con:
- Centros de formación y de investigación.
- Incentivos en el sistema económico.
- Mecanismos de financiación flexibles y fondos de inversión.
- La selección de sectores estratégicos de futuro, como materiales de construcción, aislantes y de ventilación, equipos de calefacción y refrigeración, movilidad eléctrica, monitorización y automatización, conectividad, autoconsumo, redes inteligentes, etc.
Partiendo de que la dependencia energética de Europa es del 53%, con un coste anual de 400.000 M€, que el 75% de los edificios europeos es ineficiente energéticamente y que el 94% del transporte depende del petróleo, el urbanismo y el transporte han de ser los sectores sobre los que hay que actuar con más atención dado su elevado potencial de ahorro de energía.
Los consumidores han de participar en la gestión de la demanda y recibir señales de precio para ello. La eficiencia energética se considera como la mejor protección para los consumidores y se vincula al acceso a las tecnologías de la información, los servicios energéticos, el autoconsumo, redes y contadores inteligentes, dando especial importancia a la renovación de las instalaciones ineficientes de calefacción y refrigeración y a las redes urbanas de calor y frio.
La definición de la eficiencia energética de la Unión Energética cuenta con recursos presupuestarios para el periodo 2014-2020. Dichos fondos contemplan la prioridad de destinar el 22% a la financiación de proyectos de adaptación al cambio climático y a alcanzar el objetivo de reducción del 20% de consumo de energía primaria.
Información de Tendencia IPM en energía|Javier Garcia Breva
Gerente Comercial