USD$= 20.27
¿México puede convertirse en la nueva China? | Humberto Chacon

¿México puede convertirse en la nueva China? Déjanos tus comentarios

En este artículo, te contamos cómo el paradigma de la globalización y la deslocalización que ha dominado la economía en las últimas décadas puede estar perdiendo impulso.

La China de Xi Jinping, el país que más beneficios ha cosechado por este sistema económico ahora se está enfrentando con occidente, esto ha provocado que algunos muros vuelvan a emerger y qué conceptos como el Nearshoring se hayan puesto de moda. Ahora, acercar la producción a casa comienza a ser una prioridad para las principales economías occidentales y, ¿sabes qué? México puede jugar un papel clave en toda esta historia.

Aquí te contamos la gran oportunidad de México para convertirse en un actor clave en la economía mundial. No vamos a sorprender a nadie, pero en términos económicos las últimas décadas han estado dominadas sobre todo por dos conceptos íntimamente vinculados entre sí: Por supuesto estamos hablando de, uno, la globalización y, dos, la deslocalización. Todos, absolutamente todos conocemos, y seguramente, además, bastante bien, estos dos fenómenos económicos y políticos. 

Por un lado, durante los últimos 40-50 años las fronteras del mundo se han diluido. De repente las mercancías, los capitales y las personas se pusieron a viajar frenéticamente a lo largo y ancho de todo el mundo. Las restricciones cada vez eran menos. Por otro lado, las grandes multinacionales trasladaron gran parte de su producción, habitualmente los procesos menos complejos, a países con mano de obra más barata y regulaciones más cómodas. Ahora a través de una enorme, interminable y complejísima cadena logística los productos que llegan al mercado, por ejemplo un smartphone, suelen estar hecho con piezas, componentes y tecnologías de un montón de países distintos.

Pero si hablamos de la globalización y de la deslocalización tenemos que hablar necesariamente de un país. Un país que ha explotado esta nueva realidad económica como ningún otro: estoy, por supuesto, hablando de la conocida como la fábrica del mundo, la República Popular China. Y motivos no faltan, cerca del 30% de toda la producción industrial del planeta tierra pasa, precisamente, por este país. China se ha convertido en una gigantesca potencia económica e industrial gracias a este sistema económico.

Durante años y años, las multinacionales del mundo se han instalado en el gigante asiático, tanto para producir como para intentar hacerse hueco en su descomunal mercado con casi 1.400 millones de consumidores potenciales. Sin embargo, porque ahora este proceso se está frenando en seco. Las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos no han parado de crecer en los últimos años y la llegada de Trump a la Casa Blanca marcó un antes y un después.

En febrero del 2018 la potencia norteamericana comenzó una guerra comercial que supuso que para diciembre del 2019 cerca de 250 mil millones de bienes de producción china pasaron a estar sujetos a un arancel del 25%. Unos aranceles que ahora la Administración Biden ha decidido mantener… Al tiempo que ha introducido nuevas restricciones al comercio tecnológico con el gigante asiático. Las cosas van de mal en peor. Las imágenes de Xi Jinping estrechando lazos con Vladimir Putin o las constantes amenazas sobre Taiwán han sido algo así como la gota que ha colmado el vaso. (Las tensiones en Taiwán obligan a las multinacionales a replantearse el riesgo de China. Expansión)

Queridos amigos, amigas, si; la globalización echó abajo muros fronterizos, pero ahora estos están volviendo a emerger. Y ni siquiera hablamos únicamente de China. Gracias a la economía globalizada países como Corea del Sur o Taiwán, entre otros muchos, también se han convertido en proveedores absolutamente claves para occidente. En el caso de Taiwán por ejemplo, hablamos de una isla dónde se producen los semiconductores más avanzados del mundo. Chips absolutamente  necesarios para las empresas tecnológicas y militares de Estados Unidos. Desde  Apple hasta la Lockheed Martin, porque por si no lo sabíais Taiwán,  o mejor dicho, la industria de chips de Taiwán juega un papel importante  en la producción de equipos como el F-35.

Pero, entonces… ¿Qué podría ocurrir si, por  ejemplo, un buen día Pekín decide bloquear Taiwán?  ¿Y si China finalmente decidiera invadir la isla?  ¿Qué ocurriría con las cadenas de suministro? Y, además, si algo así se produce o, simplemente  las tensiones entre China y Estados Unidos siguen creciendo…. ¿Cómo tendrían que reaccionar  las multinacionales? ¿Qué pasaría con el riesgo geopolítico o con, simplemente, con el  riesgo reputacional? ¿Deberían abandonar China?

Se está pensando mucho en las  posibles alternativas hasta llegar a: ¿Qué haremos en caso de que haya  una guerra? ¿Debemos cerrar nuestras operaciones en China? ¿Cómo podemos mantener  nuestro negocio y superar posibles bloqueos?”, Jörg Wuttke, director de la Cámara  de Comercio de la UE en China comentó esto.

Es evidente, la invasión rusa de Ucrania lo  ha cambiado todo. Ha sido por así decirlo, toda una bomba de relojería. Lo que  antes se consideraba impensable ahora se percibe como posible e, incluso, como probable. Ahora en medio de su primera gran crisis desde  1978, la China de Xi Jinping empieza a ser un país incómodo para los inversores  y las multinacionales. Y por eso, aunque no pueden abandonar semejante mercado,  cada vez son más las compañías que se están planteando seriamente trasladar parte  de su producción fuera de China. Y de hecho, desde el inicio de la guerra  comercial, este país ha perdido cerca de puntos en su cuota de mercado en las  importaciones de Estados Unidos. Para que te hagas una idea, esto supone  cerca de 117 mil millones de dólares. Y no solo eso, frente a la deslocalización  tradicional ahora se ha puesto de moda otro concepto: el nearshoring, esto es,  deslocalizarse pero cerca de casa, a ser posible a países vecinos. ¿El problema? Pues,  precisamente, la falta de alternativas viables. Sin embargo, para las empresas norteamericanas  hay un país con mucha mano de obra, salarios relativamente reducidos – incluso por debajo de  China – y una garantía total para los suministros¿Sabes de qué país estoy hablando exactamente? 3,2,1…. Exacto… Por supuesto,  estoy hablando de México. 

(LA DÉCADA MEXICANA)

Pese a todos los problemas – que no son  precisamente pocos – como la violencia, el narcotráfico o la corrupción generalizada, lo cierto es que la economía mexicana ha  mejorado mucho. Y no ha sido algo fortuito.

Todo comenzó en 1965, cuando  se puso en marcha el conocido como Programa de Industrialización de la Frontera. (Este plan permitía que empresas extranjeras  orientadas a la exportación se instalarán en parques industriales mexicanos y pudieran  operar desde ellos con ciertos beneficios, por ejemplo no tener que pagar aranceles  para la importación de suministros. 

Fueron las llamadas maquiladoras, el embrión  del potentísimo tejido industrial que hoy encontramos en México. Allí nació,  por ejemplo, la apuesta mexicana por la industria del automóvil que hoy genera más  de 2 millones de empleos, que se dice pronto. De hecho hoy el superávit comercial de  la industria automotriz es mayor que el excedente que México obtiene por el comercio  de petróleo, el turismo y las remesas. Pero más allá del plan de 1965,  encontramos otros dos momentos clave, los dos grandes puntos de inflexión de la economía  mexicana que, además, fueron casi consecutivos.

El primero de ellos tuvo lugar a  comienzos de la década de los 80, cuándo el país decidió dejar atrás el  proteccionismo y apostar por un nuevo modelo económico. Desde entonces este  país se ha convertido en uno de los más globalizados del mundo. Ha firmado acuerdos  de libre comercio con más de 40 países. Precisamente, uno de ellos y el segundo gran punto  de inflexión, fue, por supuesto, el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. Este  acuerdo entró en vigor en 1994… Y desde entonces, las exportaciones mexicanas han pasado de  representar el 12% del PIB al entorno del 40%.

Hoy México es un importantísimo productor  de automóviles, piezas aeroespaciales y dispositivos médicos. Empresas como General  Motors, Boeing, Bombardier, Kia, Lego o Rolls Royce – la de los motores de aviones, entre otras  muchas ya tienen enormes factorías en este país. Y, ojo, que hablamos ni más ni menos que del sexto  mayor productor de tecnología de todo el mundo y la tercera economía que más inversión extranjera  recibe en el sector aeroespacial. Poca broma. Fíjate cómo han cambiado las cosas: Por supuesto, las relaciones con la economía  estadounidense es la gran protagonista de toda  esta historia. Para que se hagan una idea,  el comercio bilateral entre Estados Unidos  y México ha crecido a una tasa media anual  de más del 8% durante los últimos 28 años.Y ojo porque lejos de frenarse, esta dinámica  parece cobrar cada vez más y más velocidad. En 2022 las exportaciones mexicanas al norte de la  frontera se estima que crecieron cerca de un 20%

Sí, muchas veces en Estados Unidos  se habla de la frontera sur como un gran problema. Sin embargo siempre se  olvida su característica más importante: Cada minuto, 1 millón de dólares de productos  comerciales atraviesa esta frontera en un sentido u otro. Insisto cada minuto. Hablamos de  casi 1.500 millones de dólares diarios. ¡De locos!

Muchas grandes empresas de Estados Unidos  se instalan en México para hacer algo muy similar a lo que otras hacen en China.  Esencialmente el esquema es el siguiente: Los diseños y los componentes más avanzados los  importan de Estados Unidos y de países como Japón,  Taiwán o Corea del Sur. Luego en México  terminan de dar forma al producto, lo ensamblan y más tarde lo exportan  de vuelta al vecino del norte.

Esa es básicamente la idea  inicial, claro que luego,  con el paso del tiempo muchas empresas comienzan a  realizar también actividades mucho más complejas. Y eso explica porque este país es, precisamente, el segundo gran proveedor de Estados  Unidos tan sólo por detrás de China. Y, ojo, porque ni siquiera está tan lejos.  Mientras que el peso de China en las importaciones de Estados Unidos se ha reducido  del 27 al entorno del 22%, el de México se ha mantenido estable en el entorno del 16-17%. En  otras palabras, que se habla mucho de China, pero México es casi tan importante para los  Estados Unidos como el gigante asiático.

¿Sorprendidos? Pues, queridos amigos, amigas, poner el freno, porque lo mejor  podría estar aún por llegar. ¿Recuerdas lo que hemos dicho de  la crisis de la globalización y  de la nueva moda del nearshoring? Pues  bien… Aquí México se lleva la palma.

Para la industria de Estados Unidos  este país tiene muchísimas ventajas:  por ejemplo es una enorme fuente de mano  de obra relativamente joven y preparada,  tiene fáciles conexiones por carretera y  ferrocarril, un acceso comercial privilegiado y para colmo los costos laborales medios  ya son más bajos que en la mismísima China. Sí, sí, me has escuchado perfectamente. Además, a parte de la frontera de Estados Unidos,  México tiene salida tanto al Océano Pacífico  como al Océano Atlántico. Esto quiere decir  que tiene una posición privilegiada ya que  puedo importar fácilmente componentes de Asia,  de Estados Unidos o de Europa al mismo tiempo.

Y aún más. ¿Sabías qué México es el octavo  país del mundo que más ingenieros gradúa cada año? ¿Sabías que enviar un contenedor  de México a Nueva York lleva menos de 5 días mientras que enviarlo desde Hong  Kong o Shanghai puede suponer hasta 40? Es decir, que si le damos una  vuelta, México parece con mucha diferencia en el destino predilecto para la  producción de las compañías norteamericanas.

Ahora bien, ¿Qué implicaciones puede tener  realmente la moda del nearshoring para México?  

¿Realmente podemos decir que estamos ante  toda una oportunidad o no es más que uno de esos conceptos que se ponen de moda pero que a  la hora de la verdad apenas tienen consecuencias Pues… ¿Quieres un dato? En 2021, los inversionistas estadounidenses pusieron  ya más dinero en México que en China. Además según estimaciones del Bank Of  America, si México apuesta por este proceso, sus exportaciones podrían crecer un 30%  durante los próximos años. Hablamos de más de 150 mil millones de dólares  de nuevas exportaciones cada año. Por supuesto eso supondría millones de empleos y  muchísima riqueza… Que ahora están al alcance de la mano. Xi Jinping ha creado una enorme grieta  de la que ahora México puede aprovecharse.

Claro que hy que tener cuidado, porque  no todo es tan bonito. México parece estar a las puertas de una  nueva era dorada… Si se hace en bien las  cosas podríamos llegar a hablar, incluso,  de la década mexicana. Ahora la economía de este país podría fácilmente crecer por  encima del 5 o incluso el 6% cada año. Sin embargo… También es posible que la oportunidad  se termine perdiendo o no se  le saque el máximo provecho. Mucho ojo, porque eso es  exactamente lo que podría ocurrir.

Las ventajas de la economía mexicana parecen muy  claras. Sin embargo, luego a la hora de la verdad las cosas no parecen carburar tan bien, o al  menos no tan bien como sería lógico esperar. Por ejemplo, desde que diera comienzo la guerra  comercial entre Estados Unidos y China la cuota de mercado de México en las importaciones  de Estados Unidos apenas cambió.

La caída de China fue capitalizada fundamentalmente  por otros países asiáticos. (“La mayoría de las ganancias han ido a  Asean, India y Corea. Al menos por ahora, los datos de penetración de las importaciones  de EE. UU. no apoyan la opinión de que México  ha sido un beneficiario neto del  nearshoring”. Informe de UBS)

Y no solo eso. Desde 2015 la inversión en capital  fijo, esto es máquinas, fábricas, edificios,  establecimiento, etcétera, etcétera, dejó de  crecer y desde 2019 para colmo se ha reducido. Para colmo su economía en los últimos años ha sido  una de las menos dinámicas de toda América Latina.

México parece tenerlo casi todo para convertirse en uno de los brazos industriales y tecnológicos de las economías occidentales. Hoy por hoy los parques industriales del norte del país están llenos y cada vez más empresas se preguntan si sus próximas inversiones no tendrían que dirigirse precisamente nuestro País.  Si México hace las cosas bien, reduce la incertidumbre, mejora sus infraestructuras y favorece la inversión extranjera, la próxima década podría tener como gran protagonista mundial al mayor país hispano de todo el planeta..

Pero llegados hasta aquí, turno para  ti:

1. ¿Crees que México aprovechará esta oportunidad?

2. ¿Será está la década mexicana? 

3. ¿Qué crees que tiene que hacer el gobierno  mexicano para impulsar este proceso?

Déjanos tu  respuesta en los comentarios y abramos debate.

Ahora si este artículo te ha resultado  interesante no olvides comentar y compartirlo  

 

Muchas gracias por estar en este blog.

 

Un saludo y hasta la próxima.

     

    58 / 100

    Deja un comentario

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

    SHOPPING CART

    close
    ER-Commerce
    × ¿Cómo puedo ayudarte?