¿Que se debe medir y por que?

En general, las mejoras pueden clasificarse en: activas y pasivas.

Mejoras activas

Requieren acciones periódicas para seguir brindando un beneficio. Las mejoras activas incluyen programas de concientización, programación de la iluminación, economizadores, dispositivos de descarga automática y muchas otras actividades que exigen atención y mantenimiento constante con posterioridad al cierre del proyecto inicial. Lamentablemente, las mejoras activas pueden malograrse fácilmente si se desatienden: puede ocurrir que se detengan, se apaguen, se pasen por alto, se deterioren hasta desaparecer o simplemente se olviden. Así, se pierden todos los beneficios y el resultado es un rendimiento potencialmente peor que si no se hubiera intentado introducir ninguna mejora. Todo plan de gestión de la energía debe ir más allá de la etapa de planificación e implementación inicial y debe incluir una estrategia a largo plazo para el monitoreo y la sustentabilidad de las mejoras.

Mejoras pasivas

Con este tipo de mejoras, los resultados son los mismos y no se requieren ajustes, calibraciones, lubricación ni monitoreo a lo largo del tiempo. Por ejemplo: en el cambio de una luminaria incandescente a LED requiere apenas un esfuerzo mínimo y único.

¿Funciona?

La pregunta básica para cualquier mejora relacionada con la energía es “¿Funciona como se espera?” este es el pilar de los beneficios sustentables y las mejoras continuas.

Es lo que se espera de cualquier proyecto, y sin embargo muchas veces se deja para otro día o se olvida por atender los objetivos de negocios.

Las mejoras tanto pasivas como activas tienen que pasar este obstáculo para funcionar como se espera. En el caso de las mejoras pasivas, es la única medición necesaria, y es lo que garantiza beneficios sustentables.

Por ejemplo: la puesta a prueba de una mejora tal como la programación de horarios puede ser la creación de cronogramas actualizados y comprobados en espacios de edificios y en equipos.

El funcionamiento inicial puede demostrar la implementación, pero no prueba que una estrategia siga vigente y funcionando años después de ser diseñada.

Mejoras continuas

Así como “no se puede administrar lo que no se mide”, tampoco se puede mejorar lo que no se mide.

Las empresas han adoptado programas como el famoso Six Sigma para responder mejor a las expectativas de sus clientes.

Del mismo modo, los líderes empresariales tienen expectativas sobre los portafolios de proyectos de sus edificios, por eso los enfoques de mejoras continuas también se aplican a dichos entornos.

Las mismas estrategias y mediciones de datos que se usan para demostrar que una estrategia está funcionando pueden ayudar a determinar otras mejoras y a establecer las prioridades correspondientes.

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